martes, 19 de septiembre de 2017

Miedo, vergüenza, resentimiento y terror: el fracaso de la modernidad

Mientras fenómenos como el cambio climático o la transición energética plantean un reto mayúsculo a la humanidad, esta, lejos de unirse, parece dividirse cada vez más, con el miedo a los enemigos interno y externo creciendo de forma exponencial en lo que parece el preludio de una guerra civil global. Bajo la espuma de la violencia destructiva late un mar de sentimientos negativos y dolor en un mundo de supuesto progreso y prosperidad. Nuestra civilización está fracasando.



El 19 de abril de 1995 un camión bomba explotaba junto a un edificio del gobierno federal en Oklahoma City, EEUU, matando a 168 o 169 personas. Fue el atentado más sangriento de la historia de EEUU hasta que fue superado por el realizado el 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas de Nueva York. Sorpresivamente para muchos, el autor material de los hechos resultó ser un estadounidense blanco, Timothy McVeigh, veterano de la guerra del golfo. El retrato que generalmente se hace de McVeigh es el de un supremacista blanco del centro del país, esos que tienen una esperanza de vida tan baja y que han apoyado a Trump en las pasadas elecciones, aunque fuese por el libre comercio y no por el racismo.

Algunos hechos no cuadran con la caricatura de supremacista blanco que se hace de McVeigh. Estaba arrepentido de haber participado en el tiro al blanco que fue la guerra del golfo y sentía compasión por el enemigo.

No los maté en defensa propia […] Cuando arrebataba una vida humana me daba cuenta de que eran seres humanos, aunque hablen un idioma diferente y tengan costumbres diferentes. La verdad es que todos tenemos los mismos sueños, los mismos deseos, el mismo cariño a nuestros hijos y nuestras familias. Esas personas eran seres humanos en esencia iguales que yo.

En prisión, trabó amistad con Ramzi Ahmed Yousef, autor de un primer atentado fallido contra las torres gemelas. Tras la ejecución de McVeigh, Yousef afirmaría:

Nunca en mi vida he conocido a nadie con una personalidad tan similar a la mía.

¿Qué une ideológicamente a personajes a priori tan dispares? Si hubiese un choque de civilizaciones detrás del auge del terrorismo cabría esperar que los terroristas fuesen personas de otra civilización, en este caso una civilización atrasada y religiosa que se opone a los valores de racionalidad, individualismo, materialismo y tolerancia de Occidente. Sin embargo los terroristas no vienen de pueblos atrasados ni son profundamente religiosos. Como ha ocurrido en los recientes atentados de Barcelona (o como ocurrió en los anteriores ataques en París, Bruselas y Berlín), se trata de jóvenes educados en occidente, en este caso en España. Tal y como ha dicho su educadora social:

Estos niños eran como todos los niños. Como mis hijos, eran niños de Ripoll. Como aquel que puedes ver jugar en la plaza, o el que carga una mochila enorme de libros, el que te saluda y te dejar pasar ante la cola del super, el que se pone nervioso cuando le sonríe una chica.

En realidad son jóvenes materialistas, con escasos conocimientos religiosos, habituados e incluso adictos a las redes sociales, al alcohol y otros estimulantes o depresores del sistema nervioso central. El perfil de un joven de suburbio cualquiera, con la particularidad de que sus padres o abuelos fueron inmigrantes. Tanto McVeigh como los yihadistas son un producto típico de la civilización occidental moderna: fracasados llenos de resentimiento que encuentran sentido a través de la destrucción.